Tana Cabrera dedica a su madre su segundo puesto en la Yaiza Extremo Sur
El corredor del CM El Jable sufrió la pérdida de su progenitora hace unos meses y quiso honrar su memoria en este evento
La séptima edición de la Yaiza Extremo Sur congregó a cerca de 500 participantes, cada uno con su reto personal y su propia historia que llevó a estos corredores y mountainbikers a afrontar el desafío con la esperanza de cruzar la línea de meta.
Entre los objetivos deportivos claros de muchos de los participantes, más teniendo en juego puntos para la clasificación de la Copa de Carreras de Montaña, se viven también numerosas anécdotas y testimonios que los portadores de dorsales se llevan a modo de recuerdo de una jornada deportiva de alto nivel y, sobre todo, de gran ambiente competitivo y de buenas vibraciones que se vive entre corredores de trail, MTB, deportistas de élite, amateurs, aficionados y el propio público allí presente.
El caso de Tanausú Cabrera fue de esos especiales, que se quedarán para siempre en el recuerdo. El corredor del CM El Jable consiguió completar una prueba extraordinaria en la modalidad de 16km de trail, a pesar de que las condiciones anímicas no eran las mejores para afrontar con éxito este reto. Tana no llegó a la VII Yaiza Extremo Sur con la preparación física que le hubiera gustado, hecho más que comprensible porque las sesiones de entrenamiento se vieron truncadas por esas malas noticias que desgraciadamente llegan y que obligan a dejar el deporte a un lado hasta ordenar los pensamientos y sacar fuerzas para seguir adelante.
Tana sufrió la reciente pérdida de su madre, lo que no le impidió continuar manteniendo vivo su recuerdo, haciéndolo de la mejor forma posible, dedicándole toda una gesta. Y es que, el de CM El Jable, logró un gran registro de 1:14:07 que le valió para colgarse una medalla de plata que compartía con esa madre que le había dado fuerzas cuando el sol y la fatiga más apretaban, en esos momentos más duros de la carrera, como si la propia prueba escenificara lo vivido hace unos meses y que ese sentimiento le valiera para mirar al cielo tras cruzar la línea de meta para encontrarse con el orgullo de su madre.
Una historia más de superación que se suman a esa gran lista de experiencias y vivencias que encuentran acomodo y consolación en el deporte.